El primer hombre que pisó la superficie de la Luna, Neil Armstrong, siempre pensó que las personas venÃamos al mundo con un presupuesto fijo de pulsaciones cardÃacas; cuando nuestro corazón las cumplÃa dejaba de latir. Por eso nunca fue un obseso del deporte que acelera el pulso y según su teorÃa acorta la duración de la vida. En cualquier caso, el astronauta procuraba llevar una vida sana.
Supongo que lo anterior es cierto, aunque hay razones para dudarlo porque del comandante del Apolo 11 circulan otras historias, algunas verdaderas otras falsas.
Muchos han comentado que al pisar la Luna oyó una voz que decÃa Dios es grande y se convirtió al Islam, pero eso no es cierto.
Aunque quizá la leyenda más extendida es que, al regresar de la superficie lunar a su nave espacial, dijo algo asà como buenas noches señor Gorsky y la gente después le preguntó muchas veces quién era aquel individuo. Armstrong se reÃa, pero nunca contestaba esa cuestión y la mayorÃa creyó que se trataba de un astronauta soviético a quien el norteamericano quiso homenajear. Al cabo de bastantes años, en 1995 y durante una entrevista con varios periodistas en Tampa Bay (Florida), el asunto se clarificó. Armstrong dijo que el señor Gorsky habÃa muerto y ya podÃa explicarlo todo. Al parecer en 1938, de niño, Neil jugaba con un amigo en el jardÃn de su casa y una pelota saltó la valla para caer en la parcela del vecino. Mientras la recogÃa, Armstrong escuchó a la señora Gorsky que le decÃa airada a su marido: «¿Sexo? ¿Quieres sexo? ¡Lo tendrás cuando el niño del vecino ande sobre la Luna!».
La historia empezó a circular en Estados Unidos en 1995. En una de sus variantes la leyenda, en vez de a Gorsky, hacÃa alusión a un tal Manny Klein. La gran frase del astronauta cuando pisó por primera vez la Luna no fue «un paso pequeño para un hombre, pero grande para la humanidad», sino «un paso pequeño para un hombre, pero grande para el señor Manny Klein». La palabra «humanidad» (en inglés mankind), suena muy parecida a Manny Klein. En la tierra nos confundimos porque Armstrong le dedicó la frase al señor Klein y no a la humanidad.
Hay otras variantes, pero al parecer tienen en común que el apellido de los esposos suena en casi todas a nombre judÃo (Gorsky, Lipinski, Schultz o Klein), y la reacción de la mujer encaja bien con el estereotipo que la sociedad estadounidense tiene de las ortodoxas, poco entusiastas del sexo y menos si es oral (como se detalla en algunas versiones de la conversación que, casualmente, oyó el astronauta).
Sin embargo, el propio Neil Armstrong desmintió esta fábula que dijo haber escuchado por primera vez en el programa del humorista Buddy Hackett, el año 1995, en California; además, es fácil de rebatir escuchando las grabaciones del alunizaje (lunar landing transcript).
Asà es que quizá la teorÃa del número de pulsaciones con que venimos al mundo también sea falsa.
Muy interesante , como la Obsolecencia programada de las maquinas …José Perret
Date: Fri, 12 Dec 2014 16:11:32 +0000 To: joseperret@hotmail.com
Buen anecdotario este de Amstrong. Feliz luna decembrina