La primera mujer en el mundo que recibió una licencia de piloto

Raymonde de la Roche

Raymonde de la Roche

Élise Léontine Deroche, hija de un fontanero, nació en París en 1866 en el seno de una familia humilde. Élise quiso ser actriz y para adquirir cierta popularidad trató de unir su nombre al de la aviación de su época, una actividad emergente que atraía grandes masas de público. También decidió que su nombre no era excesivamente glamuroso y lo cambió por el de Raymonde de Laroche.

Voisin la enseñó a volar en Chalons y casi sin quererlo, por sus dotes como piloto y sus cualidades de deportista, la frustrada actriz terminó convirtiéndose en la primera mujer que obtuvo una licencia de piloto en el mundo. El 22 de octubre de 1909 voló por primera vez sola y al año siguiente el Aéro-Club de France le hizo entrega, el 8 de marzo de 1910, de su carné de piloto número 36. A partir de entonces Raymonde se dedicó a efectuar demostraciones aéreas, a veces con la oposición de algún empecinado que consideraba que la valiente francesa se entrometía en asuntos que no eran de su género. Raymonde siempre decía que la aviación era un deporte muy apropiado para las mujeres ya que no dependía de la fuerza sino de la coordinación mental. Su aparato sería el blanco de saboteadores desaprensivos, pero Raymonde continuó volando, a pesar de que en Reims tuvo un gravísimo accidente que le obligó a guardar reposo durante meses.

En una demostración en San Petersburgo, el zar Nicolás II quedó tan impresionado de Raymonde que se ha dicho que le otorgó el título de baronesa, aunque en realidad parece ser que la baronía se la regaló una revista de vuelo que por error le dio el tratamiento de «baronesa de La Roche».

La primera dama europea que obtuvo una licencia de piloto, Élise Léontine Deroche, corrió la misma suerte que su colega norteamericana Harriet Quimby. En julio de 1919, en un vuelo en el que iba de acompañante, el piloto hizo un rizo muy bajo y el aparato chocó contra el suelo; los dos tripulantes murieron en el accidente.

Harriet Quimby y Matilde Moisant

Matilde y Harriet

Harriet Quimby (izquierda) y Matilde Moisant

Harriet Quimby nació en Michigan y se educó y vivió en la granja familiar hasta que cumplió los 25 años, justo en 1900. Entonces se trasladó a vivir a San Francisco, California, con la ilusión de trabajar como actriz. Sin embargo, sus dotes como escritora y su instinto natural para descubrir las noticias la convertirían en una magnífica periodista. Su espíritu independiente la llevó a Nueva York en busca de emociones más intensas. Allí trabajó como reportera y fotógrafa del semanario Leslie. Harriet viajó y escribió magníficos artículos sobre un amplio repertorio de asuntos y alcanzó una merecida fama como periodista en la Gran Manzana.

En 1911, cuando tenía 36 años, recibió clases de vuelo en la escuela de Alfred Moisant, en Long Island, y se convirtió en la primera mujer estadounidense con una licencia de piloto. En la escuela conoció a Matilde Moisant, hermana de Alfred- el propietario de la escuela de pilotos- que también estaba aprendiendo a volar. Pocas semanas después de que Harriet consiguiera su licencia, Matilde obtuvo la suya y pasó a ser la segunda mujer estadounidense con una licencia de piloto.

Sin abandonar sus quehaceres periodísticos, Harriet inició una gira por Estados Unidos y México para realizar vuelos de demostración. Matilde hizo lo mismo y en septiembre de 1911 consiguió el premio de altura Rodman-Wanamaker al volar a 370 metros en Garden City, Nueva York.

En primavera de 1912 Harriet cruzó el Canal de la Mancha; fue la primera mujer en hacerlo. El 14 de abril de 1912 en Wichita Falls, Texas, nada más aterrizar el avión de Matilde Moisant se incendió por culpa de una fuga de combustible. La celeridad con que actuó el equipo de rescate y el grueso traje de lana de vuelo que llevaba Matilde la salvaron de morir quemada entre los restos del aparato. Ese mismo día se hundió el Titanic. Su familia, que en 1910 había perdido en otro accidente de aviación a su hermano John, insistió en que dejara de volar. Matilde abandonó para siempre su carrera aeronáutica. El 1 de julio de aquél año, en un vuelo de demostración cerca de Quincy, Massachusetts, el avión de Harriet Quimby entró en picado de forma abrupta y ella y su acompañante salieron despedidos de la cabina. Un estúpido accidente sesgó prematuramente la vida de aquella mujer única.

En poco más de un año Harriet y Matilde obtuvieron sus licencias de piloto, realizaron vuelos extraordinarios y sufrieron serios accidentes que a una le costó la vida y a la otra se la alargaría más de cincuenta años.

Matilde Moisant murió en Glendale, California, en 1964 a los 85 años de edad.

de Francisco Escarti Publicado en Aviadoras