En 1959 la Fuerza Aérea Soviética entrenó a un equipo de 20 astronautas para elegir de entre ellos al primer hombre que viajaría al espacio. La nave Vostok 1 era pequeña y Yuri Gagarin, que medía poco más de 1,65 metros, fue pre-seleccionado junto con otros seis. Su facilidad para comunicarse con sus compañeros de oficio, su capacidad para soportar situaciones difíciles, su facilidad de expresión y sus ideas políticas, hicieron que Yuri Gagarin fuera el elegido, aunque en las pruebas a que se sometieron los finalistas quedara en segundo lugar.
La Unión Soviética había lanzado el primer satélite espacial, Sputnik, el 4 de octubre de 1957, y el 12 de abril de 1961 puso en órbita al piloto elegido: Yuri Gagarin. Era la primera vez en la historia de la Humanidad que un hombre viajaba por el espacio. Gagarin todavía estaba a bordo de su cápsula espacial cuando el mundo se enteró de su histórico vuelo de 108 minutos en el que dio una sola vuelta a la Tierra. A su regreso a la superficie terrestre Gagarin aterrizó en paracaídas con su mono naranja, en Tajtarova, Siberia, y una campesina le preguntó si venía del espacio exterior. Gagarin le contestó que “sí, pero no se preocupe porque soy soviético”.
Por segunda vez Estados Unidos había perdido la iniciativa. En 1958, casi un año después del lanzamiento del Sputnik 1 el presidente de Estados Unidos, general Eisenhower, creó la National Aeronautic and Space Administration (NASA) para dirigir todas las actividades espaciales civiles y dar respuesta al reto soviético. Dotada con cuatro laboratorios y 8000 empleados, la NASA estableció su primer objetivo: poner una tripulación en órbita.
En mayo de 1961 Alan Shepard se convirtió en el primer estadounidense que viajó al espacio al hacer un vuelo balístico suborbital de unos 15 minutos, en el Freedom 7; pero, hasta el 7 de febrero de 1962 la agencia espacial norteamericana no logró emular a los soviéticos, cuando John Glenn consiguió orbitar a bordo del Friendship 7 dando tres vueltas a la Tierra. Era el inicio de la Carrera Espacial en la plenitud de la Guerra Fría. La iniciativa espacial estadounidense era un asunto patriótico, los astronautas se presentarían a los medios como auténticos héroes nacionales y sus esposas y familias tenían que ajustarse a un patrón ideal. Los agentes de la NASA investigaban la vida personal y conyugal de sus futuros astronautas antes de seleccionarlos.
Gagarin jamás volvería al espacio y murió, en circunstancias extrañas que darían pie a muchas especulaciones, al caer a tierra su avión MiG-15 en el que volaba con el instructor Vladimir Serioguin, el 27 de marzo de 1968. Antes de morir, Yuri Gagarin dirigió el equipo de astronautas soviéticos y apoyó el proyecto de enviar una mujer al espacio, un proyecto cuya iniciativa fue de Sergei Korolev, ingeniero responsable del programa espacial soviético.
Enviar una mujer al espacio tenía connotaciones políticas y de imagen para la Unión Soviética, empeñada en mantener el liderazgo espacial frente a la NASA estadounidense. Los astronautas se elegían entre los pilotos de la Fuerza Aérea, en la que no había mujeres con esta ocupación, por lo que la agencia espacial recurrió a grupos de paracaidistas y el 16 de febrero de 1962 seleccionó a cinco candidatas de las 400 que se presentaron y pasaron las pruebas iniciales. Tal y como había ocurrido con Gagarin, Valentina Tereshkova ocupaba el segundo lugar en la evaluación de las pruebas objetivas, pero los evaluadores introdujeron otras consideraciones y decidieron que era la astronauta mejor capacitada para llevar a cabo la misión.
Valentina Tereshkova había hecho su primer salto, como paracaidista, cuando tenía 22 años, en la escuela deportiva de Yaroslavl, una población próxima a su ciudad natal: Maslennikovo. Huérfana de padre desde que tenía dos años, Valentina había ayudado a su madre a criar a sus hermanos y no fue a la escuela hasta que cumplió los diez años. La futura astronauta compaginó el trabajo con el estudio por correspondencia y su afición al paracaidismo con la actividad política como miembro del partido comunista. El éxito de Yuri Gagarin estimularía su entusiasmo por la aventura espacial y con una experiencia de 126 saltos en paracaídas consiguió que, en 1961, la seleccionaran para formar parte del grupo final de mujeres astronautas del Vostok IV. Yuri Gagarin sentiría muy pronto una gran admiración por la fuerza de voluntad con que Valentina Tereshkova se enfrentó al estudio de los complejos sistemas de a bordo en las cápsulas espaciales y la disciplina con la que soportaba el durísimo entrenamiento físico.
El 16 de junio de 1963, Tereshkova, se convirtió en la primera mujer que viajó al espacio exterior. En la Vostok IV, durante 70 horas y 50 minutos, efectuó 48 órbitas completas. La agencia espacial rusa demostraría que las mujeres estaban capacitadas para sobrellevar los inconvenientes de la aventura espacial al igual que los hombres, incluso mejor, cuando se trataba de soportar aceleraciones muy elevadas. “Veo el horizonte. Un azul pálido, una hermosa banda. Es la Tierra ¡ qué hermosa! Todo va bien.” Los programas espaciales eran secretos y la astronauta no dijo nada a su familia, que se enteró del vuelo de Valentina a través de las noticias que distribuyeron los medios.
Hoy, cincuenta años después, Tereshkova a los 76 años ha expresado su deseo de viajar a Marte, su planeta favorito. Entiende que es un viaje de ida sin vuelta, al menos con el estado de la técnica actual. Valentina también se lamenta de que Serguei Korolev no pudiera completar su proyecto de lanzar al espacio una tripulación femenina; “habían empezado el entrenamiento, pero llegaron otros jefes con otras ideas”. Serguei murió en el mes de enero de 1966 debido a las complicaciones de una operación quirúrgica y su pérdida resultaría desastrosa para el programa espacial soviético. El ingeniero ruso había concebido el primer misil balístico intercontinental, el R-7, que recorrió 4000 millas el 21 de agosto de 1957, después lanzó el Sputnik, mandó al espacio un perro, a un hombre, a una tripulación con dos y tres personas, a la primera mujer y había puesto en marcha el programa soviético para transportar un hombre a la Luna, con su cohete N1. Serguei Korolev tenía una personalidad extraordinaria y era el motor del desarrollo espacial soviético.
Tuvieron que pasar 19 años hasta que otra mujer viajara al espacio. El 19 de agosto de 1982, Svetlana Savitskaya, formó parte de la tripulación del Soyuz T-7, otra astronauta de la agencia espacial soviética. La primera estadounidense que llegó al espacio exterior fue Sally Ride, que formó parte de la tripulación del STS-7, el 18 de junio de 1983.
Valentina Tereshkova fue la primera mujer en viajar al espacio y lo hizo con una gran antelación con respecto a las astronautas que le siguieron; su misión estuvo marcada de intencionalidad política, en una época en la que a las mujeres de los astronautas estadounidenses la NASA les había asignado un papel muy distinto. Según narra Lily Koppel en su libro El club de las mujeres de los astronautas, Jane, esposa del astronauta estadounidense Pete Conrad, le confesó que entonces hubiera pensado en relación con la misión de Valentina Tereshkova “que la mandaban a ella después del mono, y que, si sobrevivía, enviarían después a un hombre”.