Santos Dumont: el rey de los cielos.

Santos Dumont fotografía de Nadar

Alberto Santos Dumont, fotografiado por Nadar

La fotografía de Nadar expresa la fuerza de un hombre introvertido, sensible, dueño de una fuerza de voluntad y un valor fuera de lo común, excéntrico, con dos personalidades, la brasileña de Santos y la francesa Dumont, capaz de entusiasmar a los paisanos de la ciudad más sofisticada del mundo: el París de principios del siglo XX.

El millonario brasileño Santos Dumont alcanzaría la fama por sus proezas aeronáuticas, aunque su distinguido porte y atildado aspecto nunca pasaron desapercibidos. Era de corta estatura y haría famosos sus cuellos alargados de almidón, su corbata estirada, sus trajes a rayas verticales y sus tacones; aditamentos con los que trataría de paliar su escaso porte. Tenía unos ojos grandes, oscuros, profundos y brillantes y una mirada triste. Solía llevar un clavel en la solapa, un sombrero Panamá y su amigo, el joyero Louis Cartier, diseñó para él un reloj de pulsera al que bautizó con su mismo nombre: Santos. El modelo sería uno de los más vendidos de la marca del prestigioso orfebre. En una de sus cenas con Cartier, Santos se quejaría de que a bordo de sus globos tenía las manos ocupadas y siempre le venía mal sacar del bolsillo su reloj de cadena; el joyero resolvería su problema regalándole uno de pulsera, con una muñequera de cuero para que no tuviera que extraerlo del bolsillo del chaleco. Hasta entonces, los hombres no habían llevado nunca relojes de pulsera.

Introvertido, sensible y supersticioso, a Santos le gustaba la popularidad y ser el centro de la atención en el círculo de jóvenes pertenecientes a la alta burguesía parisina, amantes de las carreras de automóviles, los yates, las excursiones en globo y las cenas en Maxim. Fue amigo de James Gordon Bennet, un estadounidense excéntrico exilado en París- hijo del dueño del New York Herald- propietario también del Paris Herald. Para la prensa, Santos Dumont era un recurso inagotable de noticias y aventuras que siempre ayudarían a vender periódicos.

Casi todos los historiadores aceptan que Alberto Santos Dumont fue el primer hombre que voló en público con una máquina más pesada que el aire. El gran acontecimiento tuvo lugar en París el 13 de septiembre de 1906 y daría cuenta del mismo el Herald. El vuelo fue muy modesto, un pequeño salto de unos 11 metros, con un aparato construido por el propio Santos Dumont en su taller de Neuilly, que finalizó con un brusco aterrizaje en el que se rompió la hélice del aeroplano. Los hermanos Wright ya habían volado con sus máquinas en Estados Unidos, pero nunca lo habían hecho en público, temerosos de que alguien pudiera copiarles su invento. Cuando Santos Dumont voló en París, hacía ya casi un año que los Wright habían dejado de volar y estaban entregados por completo a la difícil tarea de vender su aeroplano y la tecnología asociada. Sin embargo, el brasileño no tenía ningún interés en proteger la autoría intelectual de sus artefactos, no creía en las patentes y lo único que realmente le interesaba era ganar premios. Santos Dumont voló en París delante de millares de personas, aunque su aparato fuera mucho más rudimentario que el de los hermanos Wright.

El aeroplano con el que Santos Dumont consiguió hacer que un ingenio más pesado que el aire estrenara el cielo francés era también el primero que construía. Hasta entonces había acumulado una merecida fama como fabricante y piloto de dirigibles y en su palmarés figuraba el gran logro de haber ganado el premio Deutsch de la Meurthe, volando desde el Aéro-Club de París, en St Cloud, hasta la torre Eiffel y otra vez de regreso al punto de partida, en menos de media hora, con su famoso dirigible Número 6. Con esta maniobra demostró que el dirigible era un aparato capaz de navegar siguiendo la trayectoria definida por su piloto. Daba igual que se tratara de un aeroplano o de un balón con forma de pepino para reducir la resistencia al avance; lo importante era viajar por el aire siguiendo la trayectoria que el piloto determinase.

Santos Dumont protagonizó, en los seis primeros años del siglo XX, los dos mayores logros de la aeronáutica en Europa.

de Francisco Escarti Publicado en Aviadores

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