El Gran Aerodrome construido en el Smithsonian bajo la dirección de su secretario general, Langley, estaba equipado con un espléndido motor de combustión interna que suministraba más de 50 CV. La superficie alar se aproximaba a los 100 metros cuadrados y su peso, incluido el piloto y el combustible, era de unos 365 kilogramos. Llevaba un par de alas en tándem, dos hélices, la cola en forma de cruz con estabilizador horizontal y un plano vertical y delante del borde de ataque del par de alas traseras disponía de un timón de dirección. El piloto, además de una palanca para controlar el gas del motor, podía accionar el estabilizador horizontal y el timón de dirección, mediante unas ruedas. El estabilizador y el timón llevaban unos muelles y se pretendía que con aquellos dispositivos el aparato fuera estable. El aeroplano estaba diseñado para que una catapulta lo lanzara desde el techo de una barcaza. El 8 de diciembre de 1903, después de un intento que había fracasado en octubre de aquél mismo año, con Manly a los mandos del aparato y desde la barcaza fondeada en el río Potomac, el Gran Aerodrome haría su segundo y último vuelo. Nada más abandonar la lanzadera, la estructura del Gran Aerodrome colapsó y se fue de morro al río. Manly salió ileso del accidente. El equipo de Langley no tuvo debidamente en consideración las cargas a las que se vería sometido el aparato. Tampoco parece muy probable que, con el nulo entrenamiento del piloto y lo rudimentario que era el sistema de control lateral, Manly lo hubiera podido controlar en vuelo.
Dic
31
2012
Enhorabuena! ya con libro y ahora con blog 😉
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