¿Pilotos suicidas?

A las 10:29 el comandante, Patrick Sondheimer, se fue al lavabo y su segundo quedó solo en la cabina. Dos minutos después se encontró con que el copiloto había cerrado la puerta y no podía entrar. Durante diez minutos golpeó la portezuela y gritó para que le franqueara el acceso, pero el segundo piloto, Andreas Lubitz, no le hizo ningún caso porque dirigía la aeronave contra las montañas de los Alpes. A las 10:41 el avión de la compañía Germanwings, con 150 personas a bordo se estrelló en la Alta Provenza, entre Seyne-les-Alpes y Le Vermet. El accidente, que costó la vida a todos los ocupantes de la aeronave, ocurrió el 24 de marzo de 2015. La investigación concluyó que el copiloto, Lubitz, aquejado de dolencias mentales, actuó de forma premeditada.

Según ha publicado la prensa estadounidense, las primeras conclusiones del análisis de las cajas negras del vuelo accidentado de China Eastern Airlines el 21 de marzo de 2022, indican que el hecho se produjo de forma intencionada ya que los mandos del aparato funcionaron correctamente. De ser así, es muy probable que, se trate del quinto evento importante, durante los últimos veinticinco años, en el que uno de los pilotos de una aeronave comercial toma el control para estrellarla de forma deliberada. Y digo, muy probable, porque existe al respecto algunas discrepancias. En 1997 y 1999, dos vuelos, uno de SilkAir (185) y otro de EgyptAir (990), finalizaron abruptamente con accidentes que costaron la vida a todos sus ocupantes (104 y 217, respectivamente). En ambos casos la investigación de la NTSB norteamericana concluyó que alguno de los pilotos los había originado voluntariamente, mientras que las autoridades locales, indonesia y egipcia, atribuyeron los eventos a otras causas —renuentes a reconocer fallos en sus aerolíneas. Estos no son los únicos casos en los que, mientras la opinión de los más expertos apunta al suicidio, hay estudiosos o interesados, que la refutan, como ocurre con el vuelo de Malaysia Airlines 370, del 8 de marzo de 2014.

También, durante estos últimos 25 años se han producido secuestros de aeronaves con la intención criminal de estrellarlas, como fueron los de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, en los que murieron 3045 personas, la mayoría en tierra. Y con respecto al último accidente en China, tampoco puede descartarse la hipótesis de que la aeronave fuera derribada de forma intencionada por un secuestrador.

La cuestión es que la toma de control de una aeronave comercial, por parte de un piloto suicida, es algo que se ha repetido durante los últimos 25 años y ha originado un elevado número de muertos. Tras los atentados del 11S se implantaron medidas de seguridad, a bordo, y en los aeropuertos, en todo el mundo, para tratar de evitar los secuestros y actos suicidas de terroristas. Una de ellas fue la introducción de portezuelas de seguridad en las cabinas, que paradójicamente facilitó el desastre del vuelo de Germanwings.

Tras el último suceso en China, quizá conviniera repasar posibles medidas que pudiesen evitar estos problemas; sobre todo si tenemos en cuenta el estado actual de la tecnología. No parece muy complicado incorporar a bordo un sistema que permita evaluar, en todo momento, el riesgo de colisión de la aeronave o el riesgo de que el avión se salga de lo que se denomina técnicamente como envolvente de vuelo, que no es más que el conjunto de todas las combinaciones de parámetros de vuelo que permiten una navegación segura. En el supuesto de que la evaluación fuera claramente desfavorable, el sistema podría llegar a asumir el control del avión y manejarlo automáticamente para restaurar unas condiciones de vuelo seguras, antes de retornar el mando a los pilotos. Aunque todo esto pueda sonar muy entrometido, en realidad no lo es, y en la práctica muchos aviones modernos lo hacen, aunque tan solo bajo determinadas circunstancias. Este sistema de supervisión y control tendrá que ser capaz también de detectar una situación en la que el piloto actúa, reiterativamente, en detrimento de la seguridad de la aeronave; en estos casos debería asumir un modo de vuelo completamente automático que incluyese el aterrizaje de emergencia.

No creo que los pasajeros deban de asustarse porque la gestión del vuelo esté cada vez más automatizada. Confiar en una máquina es lo que hacemos al volar en un avión. Si alguien mira por la ventanilla y se fija en el ala, a nadie se le ocurre que se va a romper. Todo es cuestión de confiar en que los sistemas de control son tan robustos como el ala. De otra parte, comprendo las muchas reticencias que este tipo de sistemas suscita, pero la gestión de las nuevas clases de espacio aéreo, con la concurrencia de aviones no tripulados en entornos con una altísima densidad de tráfico, obligará a que la autonomía de las modernas aeronaves deba aumentarse de forma significativa.

Un comentario el “¿Pilotos suicidas?

  1. También podría quedarse en cabina un TCP cuando se ausente un piloto, controles psicológicos más exhaustivos… la industria debe implementar medidas para que, lo que son casos aislados, dañe su imagen y del colectivo de pilotos.

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