Amy Johnson nació con la aviación, el 1 de julio de 1903 en Hull (Yorkshire), el mismo año que Wilbur y Orville Wright volaron por primera vez en Kitty Hawk. Hija de un adinerado hombre de negocios estudió economía y se graduó en Sheffield. Empezó su carrera aeronáutica en el Club de Aviación de Londres, en 1928.
En 1930, su padre, lord Wakefield, le ayudó a pagar una avioneta, DH Gipsy Moth, con la que voló a Australia, para lo que tuvo que recorrer más de 17 000 kilómetros. No consiguió batir el récord que ya se había establecido en 16 días, pero fue la primera mujer que voló en solitario desde Londres hasta el continente australiano. A su regreso al Reino Unido fue recibida con entusiasmo y recibió el título de Comandante del Imperio. Durante los años siguientes Amy siguió volando y lo hizo a Nueva York, Moscú, Karachi, Ciudad el Cabo y Tokio. Amy se convertiría en una figura mediática, aclamada por el público y agasajada por las autoridades.
Cuando estalló la segunda guerra mundial, Amy voló transportando aeronaves a las bases de la Royal Air Force (RAF) ya que no le permitieron incorporarse a las unidades de combate. En uno de aquellos vuelos, el 5 de enero de 1941, su avión se precipitó en el estuario del Támesis y el cuerpo de Amy nunca fue encontrado. La muerte de Amy siempre estuvo rodeada de un gran misterio.
En 1999 Tom Mitchell, de Crowborough, hizó público que él derribó el avión de Amy cuando ella no se identificó correctamente, por radio, con el “color del día”, que era el método utilizado para distinguir a los aviones propios de los enemigos. “Amy respondió con un color incorrecto dos veces y disparamos dieciséis ráfagas hasta que vimos como el avión caía al Támesis. Todos pensamos que era un aparato enemigo, hasta el día siguiente, cuando leímos la prensa y descubrimos que era Amy. Los oficiales nos dijeron que no le comentáramos nada a nadie.” Sin embargo, la version de Tom Mitchell tiene algunos detractores porque no es probable que el avión llevara una radio a bordo, lo habitual era montar la radio después de la entrega, había nubes y es difícil que los artilleros pudieran ver cómo caía el avión y por último hay información que apunta a que los disparos de la artillería se hicieron bien entrada la tarde, no a las 3:30 que es cuando Amy cayó al agua.
Nada fue fácil en la vida de esta extraordinaria mujer.
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