Cher Ami, el ave más famosa del mundo

El 2 de octubre de 1918 en la ofensiva de Meuse-Argonne varios regimientos estadounidenses de la División 77 quedaron atrapados. Los 550 hombres que los formaban pasarían a la historia con el nombre de Batallón Perdido, a cuyo recuerdo se unió para siempre Cher Ami. El oficial al frente de aquella unidad, el mayor Charles Whittlesey, trató de establecer contacto con sus jefes con todos los medios que estaban a su alcance, sin éxito. Resistieron durante dos días un duro asedio alemán y el 4 de octubre fue su propia artillería la que, por error, comenzó a bombardear las posiciones que ocupaban. Whittlesey empezó a despachar las últimas palomas mensajeras que le quedaban con desesperados mensajes en los que informaba a sus jefes del lugar donde se encontraba con el ruego de que cesaran de inmediato los disparos. La última paloma arrancó el vuelo con fuertes aletazos, mientras los soldados la seguían con la vista, esperanzados. Las ametralladoras alemanas la derribaron ante los horrorizados ojos de los americanos, pero logró alzarse otra vez y la perdieron de vista. Cher Ami voló durante media hora hasta alcanzar su destino a unos veinticinco kilómetros del lugar donde se encontraba Whittlesey. Los cañones dejaron de barrer la zona que ocupaba el Batallón Perdido y el 8 de octubre los sitiados fueron liberados.

La paloma, Cher Ami, formaba parte del grupo de seiscientas mensajeras que el Ejército estadounidense envió a Francia. Entregó el mensaje de Whittlesy colgando de un tendón porque el balazo que le hirió el pecho también le arrancó una pata y le vació un ojo. Los veterinarios la atendieron y Cher Ami salvó la vida. Regresó a Estados Unidos en abril de 1919, donde un capitán del del Servicio de Palomas Mensajeras estadounidense, John L. Carney, la identificó como la heroína de haber salvado de una muerte segura a los supervivientes del Batallón Perdido. La hazaña la hizo merecedora de la Croix de Guerre francesa.

La ilustre voladora falleció el 13 de junio de 1919 en Fort Montmouth, New Jersey, fue embalsamada y el Ejército la entregó al Museo Nacional de Historia Americana.

Apareció en el Smithsonian expuesto como un palomo y no como paloma, cuando ya había entrado en el vestíbulo de la fama como una ilustre hembra. Aún más, la carta que recibió del Ejército el capitán Joseph J. Hittinger del Museo Nacional junto con el ave, especificaba que no existía ningún informe oficial que la relacionase con el Batallón Perdido, tan solo podía asegurarse que Cher Ami participó en unas doce misiones en el frente de Verdún.

A lo largo de un centenar de años continuó el debate acerca del sexo de Cher Ami y de su involucración real en la liberación del Batallón Perdido. El volador dio origen a dos películas, millares de artículos, varias novelas y algún poema. Cuando se organizaron los eventos que celebraban el centenario del fin de la Gran Guerra, el Smithsonian decidió resolver la cuestión del sexo de Cher Ami, sometiendo algunas de sus células a un análisis de ADN. Resulta que estas aves cuentan con dos tipos de cromosomas asociados al sexo, Z y W. Mientras que las hembras llevan los dos (Z,W), los machos tan solo cuentan con uno (Z). A Cher Ami no pudieron encontrarle ningún rastro del cromosoma W, por lo que, sin duda, fue un palomo.

Tuvo que transcurrir un siglo para aclarar el sexo del héroe, pero lo que difícilmente llegaremos a descifrar es el enigma de si fue este palomo o una valiente paloma la que hizo posible el rescate del Batallón Perdido.

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